jueves, 25 de febrero de 2016

Averías frecuentes del turbo y cómo identificarlas en tu coche.

El turbocompresor es el periférico del motor que mayores averías sufre y de las más costosas.


Prácticamente el 90% de los vehículos que salen al mercado incluyen turbocompresor para el motor; este sistema de sobrealimentación permite dar altas prestaciones en lo que a potencia se refiere, sin disparar consumo y controlando los niveles de contaminación.
Si pensamos en el funcionamiento del turbo de nuestro automóvil, llegando a superar las doscientas mil revoluciones por minuto en el giro y expuesto a temperaturas que pueden rondar los mil grados centígrados, se vuelve más comprensible entender que quede expuesto a sufrir averías que requieran que sea reemplazado, así como el coste del mismo.

El precio de un turbo para el coche nuevo puede oscilar entre los 800€ y 1.400€, mientras que, desde nuestra sección de recambios, también podrás acceder a turbos reconstruidos por un coste de entre 300€ y 600€ e incluso de segunda mano por un valor aún más bajo, que dependiendo del modelo irá en un baremo de 150€ a 400€.

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¿Por qué motivos puede averiarse el turbo del coche?

La mayoría de los problemas que sufre el turbocompresor vienen dados por fallos de lubricación: exceso, defecto o mala calidad del aceite; o exceso de carbonilla que obstruye el turbo limitando su funcionamiento.
Vamos a repasar cuáles son las principales averías que llevan a la rotura del turbo del coche por orden de probabilidad de padecerlas, para poder prevenirlas a tiempo:
  • Desgaste del “carrete del turbo”: debido a la velocidad y temperatura a la que se somete el eje gira sobre unos casquillos especiales que le permiten flotar sobre el aceite a presión, ya que un rodamiento no soportaría esa fuerza de trabajo. Aun así, estos casquillos pueden ir perdiendo hermeticidad, son el talón de Aquiles de nuestro turbocompresor, ya que causan fugas de aceite que se filtrará en el sistema de admisión disparando el consumo de aceite y generando humo azul de escapa.
  • Holgura del eje: Cuando el eje se desequilibra a causa de desgastes por el roce, puede quebrar los extremos de las palas de la turbina y esos trozos podrían llegar a los cilindros causando averías aún mayores. Podemos detectar esta avería si escuchamos ruidos anormales en nuestro turbo.
  • Geometría variable agarrotada: el turbo del motor puede perder el control de la presión de soplado a causa de un exceso de carbonilla, especialmente si el vehículo es diésel ya que genera más hollín. Generalmente esto encenderá la luz de fallo motor del cuadro de mandos y provocará un descenso de la potencia.
  • Fallo de la válvula de descarga: Si se perfora la membrana del pulmón neumático que acciona el control de presión del turbo, la válvula podrá abrirse, haciendo que la presión de soplado sea irregular y se active el modo de emergencia, disminuyendo las prestaciones del turbo.
  • Fugas de presión: los manguitos y abrazaderas del turbo pueden llegar a aflojarse o agrietarse a causa de los constantes cambios de presión y el contacto con el lubricante haciendo descender la potencia y generando “silbidos” más graves que de costumbre al acelerar.


Además de estas causas, el factor humano y el modo de ejercer la conducción tienen mucho que decir sobre el estado y la vida útil del turbo de nuestro automóvil, de modo que, la mayoría de estas averías pueden prevenirse con un mantenimiento adecuado del turbo

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