Los nuevos radares de la DGT suponen un avance tecnológico
bastante contundente respecto a los anteriores radares. Son portátiles,
llamados Velolaser, y su instalación en zonas urbanas está ya prevista.
Hasta ahora, los radares debían ser instalados con todos sus
componentes en la carretera, con el vehículo al lado para recibir los datos o
ser instalados en los vehículos de la Guardia Civil, siendo bastante percibida
su presencia.
Esto conseguía ‘alertar’ a los conductores, que reducían la
velocidad durante el tramo del radar y continuaban después con exceso de
velocidad, librándose de la infracción. Todo esto se acabará.
Aunque todo el mundo piensa que tiene un fin recaudatorio,
es cierto que el miedo a los radares hace que los conductores respeten las
normas de velocidad, evitando accidentes que pueden ser mortales en muchos
casos.
MÁS PEQUEÑOS E INALÁMBRICOS
Los nuevos radares son bastante más pequeños que sus
antecesores, tanto que pueden transportarse con una mano. Su instalación es
sencilla y muy discreta, por lo que puede colocarse en lugares bastantes
escondidos de los conductores.
Funciona de forma inalámbrica y con tecnología 4G, por lo
que se puede controlar con un Smartphone o Tablet hasta una distancia de 50
metros en tiempo real o ser guardado en tarjetas de memoria. Además, puede
controlar varias vías y tiene una autonomía de hasta 5 horas, eso sí, solo mide
la velocidad aquellos vehículos que no superen los 250km/h.
Ya se han anunciado la adquisición de 60 ejemplares por
parte de la Guardia Civil para su instalación en zonas urbanas de Madrid. El precio
de cada radar es de cerca de 15.000 euros, por lo que el coste total asciende a
algo más de 860.000 euros.
Para amortizar cada radar, solo es necesario tramitar 287
multas de 50 euros cada una, algo que parece que no será difícil. Por eso, lo
mejor siempre es respetar los límites de velocidad en todo momento y evitar las
multas de estos nuevos super radares.
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